Tres de los catorce tripulantes venezolanos del avión Boeing 747 barado en Ezeiza por orden judicial señalaron que no tienen ninguna relación “con la Guardia Revolucionaria de Irán” y afirmaron que el Estado venezolano le compró esa aeronave a una empresa iraní en razón al “bloqueo de EEUU, que impedía acceder a aviones de otros países”.
El gerente de Operaciones de Emtrasur, Víctor Pérez; el gerente de Finanzas de esa empresa, Mario Arriaga, y el técnico inspector José García aseguraron en declaraciones al diario Página 12 y Radio 10, que los cinco iraníes que forman parte de la tripulación son instructores especializados con los roles de “pilotos de mando, capitán, primer oficial e ingenieros de vuelo”.
En cuanto a las razones por las cuales la empresa adquirió un avión iraní, explicaron que a partir de la pandemia de coronavirus el gobierno venezolano “necesitaba un avión de carga para mover lo necesario” y que debido al “bloqueo y sanciones que ejerce EEUU” ninguna empresa de otro origen aceptaba venderle a Caracas “un avión de carga” por temor a ser sancionados.
“Hemos transportado animales vivos, cigarrillos, autopartes. Llevamos ayuda humanitaria a Surinam, por las inundaciones en ese país. Ayuda del pueblo venezolano por esa tragedia. Nunca cargamos armas o material explosivo”, remarcaron.